Batasuna pide el voto para ANV. ¿Y ahora qué Pumpido? ¿Y ahora qué Tribunal Constitucional? ¿Y ahora qué ZP?
Cuando las instituciones se arrastran por el fango como han hecho el Tribunal Constitucional y la Monarquía. Cuando el gobierno pervierte el sentido de la justicia y se revuelve contra sus ciudadanos favoreciendo a perros asesinos como De Juana Chaos. Cuando se atacan a militantes de la oposición y se demoniza a sus líderes. Cuando desde el poder se instiga a la violencia callejera y a la persecución de las víctimas del terrorismo. Cuando la mentira se ha instalado en el lenguaje político como santo y seña de pertenencia a la élite del poder. Cuando se amenaza a periodistas no afines y se trata de coartar la libertad de expresión. Cuando en resumidas cuentas el odio y el miedo toman posesión de la verdad. Entonces, poco puede hacerse por salvar la Constitución. No se puede revivir a quien está muerto de facto.
Es necesario un nuevo consenso entre los demócratas de izquierdas y derechas para instaurar un nuevo régimen sin Monarquía, con separación de poderes real, sin partitocracia, sin nacionalismos, sin totalitarios, sin revanchismos, sin falangistas travestidos de justicieros, sin delincuentes en el poder y en la calle. Se debe expulsar de las instituciones a los que trabajan día y noche para romper las reglas del juego democrático. Es preciso reinventar las instituciones para salir de las tinieblas en que nos ha sumido el gobierno de ZP. No valen componendas, ni apaños de medias tintas, no valen acuerdos con los nacionalistas, no vale renunciar a los principios para gobernar sobre las mismas bases. Eso sólo es engordar para morir.
Cuando las instituciones se arrastran por el fango como han hecho el Tribunal Constitucional y la Monarquía. Cuando el gobierno pervierte el sentido de la justicia y se revuelve contra sus ciudadanos favoreciendo a perros asesinos como De Juana Chaos. Cuando se atacan a militantes de la oposición y se demoniza a sus líderes. Cuando desde el poder se instiga a la violencia callejera y a la persecución de las víctimas del terrorismo. Cuando la mentira se ha instalado en el lenguaje político como santo y seña de pertenencia a la élite del poder. Cuando se amenaza a periodistas no afines y se trata de coartar la libertad de expresión. Cuando en resumidas cuentas el odio y el miedo toman posesión de la verdad. Entonces, poco puede hacerse por salvar la Constitución. No se puede revivir a quien está muerto de facto.
Es necesario un nuevo consenso entre los demócratas de izquierdas y derechas para instaurar un nuevo régimen sin Monarquía, con separación de poderes real, sin partitocracia, sin nacionalismos, sin totalitarios, sin revanchismos, sin falangistas travestidos de justicieros, sin delincuentes en el poder y en la calle. Se debe expulsar de las instituciones a los que trabajan día y noche para romper las reglas del juego democrático. Es preciso reinventar las instituciones para salir de las tinieblas en que nos ha sumido el gobierno de ZP. No valen componendas, ni apaños de medias tintas, no valen acuerdos con los nacionalistas, no vale renunciar a los principios para gobernar sobre las mismas bases. Eso sólo es engordar para morir.
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