miércoles, febrero 28, 2007

Sarkozy ensalza la España de Aznar




En su visita a la capital madrileña, el candidato a la Presidencia francesa y Ministro de Interior de nuestro país vecino, Nicolás Sarkozy, ha elogiado la etapa de Aznar al frente del Gobierno, calificando sus éxitos económicos de "milagro español". Según él, Francia debe mirarse en el espejo de la España de Aznar.

En contraposición a este modelo, en su discurso ante la colonia francesa, Sarkozy criticó la tradicional forma de vivir patentada por los socialistas, es decir, a costa de los demás, y abogó por la abolición del igualitarismo que ha venido lastrando las políticas económicas y de libertades de los países europeos.

También tuvo palabras de apoyo para su "amigo" Rajoy del que dijo representa la España del mañana. La sintonía entre ambos líderes del PP y UMP quedó sellada en una reunión de 50 minutos en la que compartieron su visión de los grandes temas políticos de la actualidad.

Con estos dos grandes hombres el futuro de Europa está garantizado. Frescura, sinceridad y firmeza, frente a la Europa débil, corrupta y anquilosada de Chirac y Zapatero.

viernes, febrero 16, 2007

Democracia totalitaria




La palabra griega democracia se formó combinando el término demos (pueblo) y kratos (poder). Contrariamente a otras formas de gobierno como monarquía, oligarquía, que incorporan el término archein para designar el modelo de gobierno, aquí esta palabra sugiere el empleo de la fuerza bruta. La razón de que no se empleara la combinación demarchia es que el término demarca expresaba la función del jefe del grupo o del distrito local por lo que no podía emplearse para una definición del gobierno por el pueblo.

El significado de democracia implica la existencia previa de una sociedad de hombres libres que se rigen por unas normas heredadas y evolutivas, de difícil expresión pero que condicionan su conducta sobre la base de unos ideales de justicia y libertad. En el ámbito de lo político esos ideales se traducen en la necesidad de establecer leyes iguales para todos los hombres y de dotarse de un gobierno que vigile el cumplimiento de las reglas de conducta. Ese modelo democrático requiere regular y limitar el uso de la fuerza coactiva mediante una clara división de poderes y la sujeción de las instituciones al imperio de la ley. Así, el gobierno se encuentra a su vez limitado por las leyes y sólo puede ejercer sus poderes en el ámbito de los recursos comunes y nunca invadiendo la esfera de libertad de los individuos.

El socialismo, por mencionar una de las formas de gobierno totalitarias más arraigadas hoy en día, ha distorsionado el sentido de democracia al considerar que la mayoría es libre para decretar cualquier medida sobre la que alcance un consenso. Se trata de una visión ilimitada de la democracia que corrompe el ideal original de respeto a las leyes y a la justicia e invade la esfera de libre decisión de los individuos. En esta visión el gobierno no está limitado por las leyes, sólo por la voluntad arbitraria de las mayorías, ya que, por otro lado, el legislativo se convierte en mero apéndice de aquél, desvirtuando así su doble función de sanción de las reglas de conducta que emanan de la sociedad y de control del ejecutivo.

El enfoque totalitario de la democracia pretende convertirse en un método válido para gobernar la conducta de los hombres en todos los ámbitos de la sociedad. Así, el término democracia se sale de sus contornos originales, como procedimiento de adopción de decisiones políticas, para extender su método plebiscitario a otras organizaciones civiles (familia, empresa, iglesias…) en cuyo ámbito las decisiones se adoptaban con arreglo a la autonomía de la voluntad de los diversos actores sociales. El resultado es que los gobernantes invierten el ideal democrático, transformando un gobierno limitado sometido a las leyes por un absoluto control del gobierno de todas las actividades de sus súbditos. Esa silenciosa dictadura popular se apoya asimismo en la formación de la opinión de las mayorías con el apoyo de redes clientelares y medios de comunicación controlados y dirigidos por el gobierno.

Sobre la base de esta definición, debo decir que si, como afirmaba Hayek, democracia es sinónimo de gobierno de la mayoría dotado de un poder ilimitado, "yo no soy demócrata". Para que nos entendamos, entre ustedes y yo, si ZP y sus amigos son demócratas, prefiero que no me cataloguen como tal.

martes, febrero 06, 2007

Un proyecto común

Es harto difícil verbalizar los sentimientos que anidan en los corazones de los cientos de miles de españoles que se manifestaron el pasado día 3 de febrero por las calles de Madrid. Posiblemente muchos no comprendan el verdadero significado de lo que este sábado pudo vivirse en el centro de la capital española. Incluso algunos de los que estuvieron se sentirán incapaces de expresarlo con claridad, a pesar de la espontaneidad de su respuesta y de su firme compromiso con la libertad. Lo que sí sabían, lo que sí tenían claro, es que había que estar allí, junto a las víctimas, como una víctima más, por solidaridad, hermanados por un sentimiento compartido, por un mismo dolor.

Nada hacía presagiar la jornada de alborozo y colorido que se viviría en la puerta de Alcalá, mil veces testigo de las asonadas y festejos del pueblo de Madrid. Por el contrario, el cielo amaneció pintado de color plomo, malhumorado y levantisco, dispuesto a castigar con su inclemencia la osadía de los “hombres de mala fe”; de los sediciosos que se dieron cita ante la gran bandera nacional que señorea la Plaza de Colón.

Pronto, desde las cuatro de la tarde, una muchedumbre abigarrada ocupó los carriles centrales del paseo de Recoletos, iluminando con sus coloridas pancartas la grisácea tarde de invierno que saludaba su presencia. En un instante la tarde cobró color esperanza y apartó con su arrolladora vitalidad los tristes augurios que se ciernen sobre el albero patrio. Todo, sonrisas, calor, y confianza en el futuro. Ni una cara triste, ni una cara obscena, ni una mueca de odio, eso se lo dejamos a otros más avezados en las artes escénicas, sólo rostros decididos. No fue la manifestación del sábado un acto de vociferante odio, al estilo Bardem, ni de lúbrica complicidad multicultural, sino una espontánea afirmación de entidad nacional. Sí; España estuvo presente, a pesar de los ausentes.

La multitud no fue regurgitada por las cocinas de Génova 13, como sugieren los “hombres de buena fe”. Esa es la música celestial con la que los heraldos de la paz tratan de arrullar a sus “peperofóbicos” bípedos lanares. ¡Para nada! Allí estaban todos, la izquierda y la derecha, unidos por un mismo sino; por un mismo espíritu fraternal; por una misma bandera; por un mismo temor. Todos al unísono coreaban: ¡qué barbaridad, qué barbaridad, ponen una bomba y hay que negociar!

Por supuesto, Rajoy no faltó a la cita. Ni Fraga, ni Aznar..., tampoco Acebes, ni sus muletas. Pero eso no debe sorprender a una mente sana. Están dónde siempre han estado, con las víctimas, y con una idea clara de España. Lo grave es que no esté el Partido Socialista. Ahora prefieren jugar a la pelota vasca con nuestras vidas, con nuestro futuro, con nuestros derechos.

Al grito de ¡libertad! ¡libertad!, Madrid fue un clamor. Un clamor venido de todos los rincones de España; incluso de diversos rincones del mundo. Desde Ecuador a Costa de Marfil. Pero los que allí estaban no eran ecuatorianos, africanos, ni tan siquiera españoles, vascos, navarros o asturianos, eran ante todo hombres libres que aspiran a vivir en paz, sí, pero no por ello renunciando a la libertad. Hombres que dicen no a la tiranía, que dicen no a la demagogia, que dicen no a los pistoleros, que dicen sí a la vida.

Los españoles -cerca de millón y medio le pusieron rostro a esta aseveración- le han retirado su apoyo al Gobierno, que, sin embargo, sigue empeñado en dar la espalda a una realidad que, para su desgracia, se presenta tozuda. ¡Basta ya de mentiras! ¡Basta ya de barbaridades! La sociedad civil dice no a la negociación con ETA. En realidad, el Gobierno tenía razón, es un problema de fe; los asistentes eran hombres de poca fe, poco dispuestos a ofrendar sus libertades en la pira de la paz.

Como colofón a una soberana tarde, Mikel Buesa, Presidente del Foro de Ermua, y organizador del evento, pronunció un discurso en el que puso en solfa la política antiterrorista de Zapatero, el abandono y escarnio de las víctimas, sus amistades peligrosas, y abogó por la derrota de ETA con los medios de que dispone el estado de derecho.

De pronto, todo pareció cobrar sentido. Como salido de los estertores de un cuerpo que se niega a exhalar el último suspiro, sonó el himno nacional. Los presentes sintieron en ese momento que a pesar de las inclemencias, a pesar de los insultos, a pesar de las mentiras, su esfuerzo había valido la pena. Sabían con certeza por qué estaban allí.

domingo, febrero 04, 2007

Paz, Libertad y Justicia



Cientos de miles de personas (millón y medio según la Comunidad de Madrid) se manifestaron ayer en las calles de Madrid para pedir la derrota del terrorismo etarra.

Yo también estuve allí, porque creo en la justicia, en la libertad y en la igualdad ante la ley, valores que inspiran nuestro sistema democrático y que están siendo subastados en la mesa de negociación del mal llamado proceso de paz.

Todos estuvimos allí, porque ETA tiene que saber que de nada sirven sus amenazas y chantajes al Gobierno. No porque éste no vaya a ceder, el mero hecho de seguir negociando ya implica una cesión, sino porque cualquier acuerdo con este Gobierno será papel mojado. La sociedad civil volvió a decir no a la rendición y a una paz injusta que pretende secuestrar la libertad de todos los españoles.